La cancillería

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Este término tradicional designa el pequeño equipo de diplomáticos propiamente tales que son los más cercanos colaboradores del jefe de misión.

El "número dos"

Asiste y reemplaza eventualmente al embajador en todas sus funciones. Dado que en prioridad el embajador debe cumplir con tareas exteriores (trámites, representación, comunicación), su adjunto está encargado de hacer funcionar la embajada durante su ausencia. Centraliza la correspondencia y verifica la coherencia de la misma. Vigila la coordinación entre los servicios técnicos. Supervisa la administración cotidiana. Casi siempre es "oficial de seguridad", responsable de la protección de los agentes y de los documentos. En caso de ausencia del jefe de misión, lo reemplaza en calidad de "encargado de negocios". En las grandes embajadas, el número dos se llama "ministro consejero". Pero en muchos puestos diplomáticos es de hecho el único diplomático junto al embajador: no hay ningún número tres.


Una vigilia permanente:
el oficial de seguridad manda el pelotón de gendarmes o de policías que se turnan día y noche para cuidar los locales y que acogen a los visitantes, ofreciéndoles así la primera imagen que suelen tener de Francia.

El equipo diplomático

Incluye a consejeros, secretarios y agregados en cantidad variable: una quincena en la embajada de Washington o en las delegaciones ante las Naciones Unidas o la Unión Europea; pero en general sólo son uno o dos. Cada uno trata una categoría de asuntos. Cuando la plantilla es reducida, uno se ocupa, por ejemplo, de la situación en el país anfitrión, el otro de las relaciones con Francia. Cuando el equipo es más numeroso, éste se ramifica y sus miembros se especializan. Cada uno en su sector prepara el trabajo del embajador, cada uno también actúa a su nivel según las instrucciones del jefe de puesto. En una misión multilateral, cada agente se ocupa de una o varias comisiones. En general, el embajador reúne este equipo cada mañana para hacer un balance y repartir el trabajo. El servicio del "chiffre" (la cifra) es el corazón de la cancillería puesto que despacha la mayor parte de la correspondencia. Hoy en día, el cifrado de los telegramas es automático y la transmisión instantánea. La distribución, en cambio, toma más tiempo. Por esta razón, la pantalla tiende a reemplazar el soporte papel. El Centro de archivos y documentación (CAD) envía, recibe y clasifica el conjunto de la correspondencia. El correo no cifrado, es decir las cartas (que se llaman "despachos") se transmite por valija diplomática. La secretaría, cuya tarea material es ahora más liviana gracias a la informática, hace en idioma extranjero lo que las asistentas de dirección hacen en francés en Francia.


La cancillería es el "estado mayor" del embajador y la plataforma giratoria del conjunto de su misión.

La cancillería consular o sección consular

En las capitales donde no hay consulado, es también la "agencia de anticipos e ingresos" (es decir que cobra los ingresos del puesto diplomático, por ejemplo los derechos de visado, y paga los gastos). Su jefe está encargado de administrar el presupuesto de la embajada, pese a que la tendencia actual es que los propios embajadores se encarguen de la gestión de la misma. La reforma en curso está encaminada a desconcentrar la gestión financiera de París hacia los puestos diplomáticos, haciendo que el jefe de misión sea un auténtico ordenador de pagos secundario, con gran flexibilidad en el empleo de los créditos, pero con las responsabilidades correspondientes.