América del Sur
Francia y América del Sur
El aumento de los precios de las materias primas, la puesta en marcha de ambiciosos programas sociales que contribuyen a reducir la pobreza y el dinamismo de los proyectos de integración han fomentado la prosperidad de los países de América del Sur. Esos progresos se han visto socavados por la crisis sanitaria mundial de la COVID-19. Pero la vuelta del crecimiento económico y la celebración de elecciones han cambiado la orientación de numerosos gobiernos. Esta coyuntura brinda nuevas oportunidades para continuar profundizando las relaciones con Francia.

América del Sur está cada vez más integrada en el mundo
En la esfera política y comercial, Sudamérica lleva varios años tratando de diversificar sus asociaciones, sobre todo a raíz de la política comercial estadounidense. Esa tendencia puede beneficiar a las relaciones con China, que ya es el segundo mayor cliente de América Latina (y el mayor de Brasil, Perú y Chile, por ejemplo) en razón de las compras de materias primas, al tiempo que se convierte en un inversor importante.
También se está produciendo un acercamiento con la Unión Europea (UE), a través, en particular, de la modernización del acuerdo de asociación con Chile. La UE también tiene un acuerdo de libre comercio con Perú y Colombia (firmado en 2012) y otro con Ecuador (firmado en 2016). La celebración de un acuerdo con Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) exigirá compromisos adicionales en materia de protección del clima y el medio ambiente, en consonancia con el nuevo marco europeo para los acuerdos de libre comercio, que fija nuestros requisitos en materia social y ambiental.
Las perspectivas que ofrecen los acuerdos de paz en Colombia y la reactivación de un diálogo político entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) invitan al optimismo. La región cuenta con importantes bazas para afrontar estos retos:
- una mayor estabilidad política desde hace más de dos décadas. Los recientes cambios de gobierno en Chile, Colombia y Brasil parecen confirmar la resiliencia de las instituciones democráticas. Y podrían favorecer la integración regional, como parece demostrar el acercamiento entre Mercosur y la Alianza del Pacífico;
- el predominio de políticas económicas relativamente sanas y prudentes, que tratan de respetar los grandes equilibrios macroeconómicos. Además, a largo plazo, la ampliación de las clases medias (que engloban actualmente a más de 280 millones de latinoamericanos) también debería contribuir a aumentar las exigencias de la población en materia de gobernanza.
Francia aspira a una asociación duradera con los países de la región
La apertura de Sudamérica está creando nuevas expectativas respecto a Europa, y Francia está bien situada para responder a ellas. Hemos mantenido tradicionalmente buenas relaciones con los países de la región, facilitadas por valores compartidos y numerosas afinidades culturales. Además, Francia está presente en Sudamérica, en la Guayana Francesa; le unen extensas fronteras a Brasil (720 km) y Surinam (520 km).
En los últimos años se han reforzado considerablemente las relaciones políticas (visitas a Francia de los presidentes de Argentina, Chile y Colombia y de numerosos ministros latinoamericanos).
Contamos con importantes asociados en el subcontinente, tanto desde el punto de vista económico (las empresas francesas son los mayores empleadores extranjeros en Brasil) como académico y científico (a través de los programas ECOS-SUD con Chile, Argentina y Uruguay, ECOS-NORD con Colombia, MATH-AMSUD con Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, y BRAFAGRI y BRAFITEC con Brasil, etc.). El acercamiento a la Organización Internacional de la Francofonía (Uruguay y Argentina se han convertido en miembros observadores, y Paraguay desea hacer lo propio) pone de manifiesto el renovado interés por la lengua francesa, que seguiremos fomentando mediante nuestra cooperación lingüística.
En la esfera de la educación, Francia y Sudamérica tienen conocimientos que compartir. La cooperación en materia de formación profesional iniciada con Chile (Universidad de Viña del Mar), Ecuador (Escuelas del Milenio) y Argentina (centro de excelencia de Córdoba) son ejemplos de vías que profundizar en este ámbito. Además, el subcontinente alberga instituciones punteras (Instituto Pasteur de Montevideo, IFEA de Lima, INRIA de Chile, etc.).
En los foros multilaterales, los países sudamericanos son socios naturales de Francia (por motivos de proximidad cultural y de apego a la democracia, al Estado de Derecho, a los derechos humanos y a la defensa de un multilateralismo eficaz y del medio ambiente). El papel de los países de la región en las negociaciones de las distintas COP nos ha recordado lo valiosa que es esa proximidad para afrontar los grandes retos del calentamiento global y la protección de la biodiversidad. Su peso en las Naciones Unidas (en la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, en instituciones y programas y en operaciones de mantenimiento de la paz) implica que Francia y la Unión Europea mantienen con ellos una verdadera asociación política.
Francia cuenta con una asociación estratégica con Brasil desde 2006 y apoya que se atribuya a este país un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. También ha apoyado el proceso de paz en Colombia desde sus inicios. Colabora con los países de la región en iniciativas multilaterales (con Argentina en la convención contra las desapariciones forzadas y con Chile en torno al litio y el hidrógeno verde). Por otro lado, junto con la Unión Europea, Francia espera que se reanude el diálogo para encontrar una solución a la crisis política, económica, social y migratoria que afecta a Venezuela. Además, mantiene relaciones con las organizaciones regionales sudamericanas, y tiene estatuto de observador en algunas de ellas (CEPAL, Alianza del Pacífico y UNASUR).
En la esfera ambiental, Francia participó en la creación en 2019 de la Alianza para la Preservación de los Bosques Tropicales y Húmedos, uno de cuyos objetivos es reforzar la cooperación internacional para luchar contra los incendios. El presupuesto específico que Francia destina a la Alianza (100 millones de dólares) ha servido para financiar proyectos en beneficio de la Amazonia.
En la esfera económica y social, Francia busca desarrollar una cooperación beneficiosa basada en la reciprocidad. En particular, aspiramos a establecer auténticas asociaciones tecnológicas con las economías sudamericanas, que contribuyan a la diversificación de las economías y a mejorar su posición en la cadena de valor añadido. Al respecto, hemos fomentado el desarrollo de comunidades y polos tecnológicos franceses (en Brasil, Chile y Argentina) y la cooperación académica y científica a largo plazo. Una prioridad destacada es la relación entre la investigación y la producción a través de la innovación.
En la esfera social, los numerosos intercambios desarrollados a través del programa EUROsociAL deben ampliarse para contribuir a la consolidación de los sistemas de protección social. Más en general, son ineludibles las cuestiones de gobernanza (reforma de las políticas públicas y lucha contra la corrupción y el blanqueo de dinero), en torno a las que ya se ha entablado un diálogo fructífero, en particular en el marco del proceso de adhesión de Brasil y Perú a la OCDE, que Francia apoya.
Además, Francia promueve con varios asociados sudamericanos la igualdad de género y los derechos de las personas LGBT+ en foros multilaterales y en diversos proyectos concretos a cargo de nuestras embajadas y operadores.
Sudamérica seguirá siendo a medio plazo la región más urbanizada del mundo, y parece prioritario apoyar la consolidación de centros urbanos innovadores y sostenibles. El crecimiento urbano representa un reto considerable desde el punto de vista del transporte, el acceso a los servicios públicos, la seguridad o las infraestructuras. Francia contribuye al respecto mediante intercambios de experiencias, la presentación de la oferta de las empresas francesas en ese ámbito y las intervenciones de la Agencia Francesa de Desarrollo (que está presente en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Argentina y Surinam), cuyo mandato le permite apoyar el desarrollo sostenible e inclusivo de los países de la región.
Actualización: enero de 2023